viernes, 23 de marzo de 2012

CONOCIMIENTO COTIDIANO

Si queremos acercarnos más al conocimiento científico no debemos ni olvidar, ni despreciar el conocimiento cotidiano, es decir, aquel conocimiento adquirido con la práctica diaria, con el devenir constante en nuestro medio, así se ha construido mediante sensaciones, de forma superficial o subjetiva. Este tiene una importancia especial, debido a que toda ciencia debe superar lo común o lo que vemos simplemente, aquella intuición humana nos lleva a darnos cuenta el mundo que nos rodea, ya que se encuentra lleno de expectativas, por mundos sin descubrir incluso; para el mismo Newton cuya manzana se dejó caer, analizando y experimentado la ley de la gravedad, partimos de los casos sencillos y lógicos en nuestro diario vivir, ya que hemos podido transformar el mundo que nos rodea y hemos aprovechado esa tecnología, convirtiéndola en una ámbito cultural esto adaptándolo a nuestras necesidades básicas.
Así vemos que para la antigua civilización maya se fueron relatando la existencia de lugares, la experiencia de momentos vividos en el medio, que una vez contados fueron adquiriendo una consistencia, que luego los arqueólogos unieron y relacionaron, formando, con ayuda de la ciencia, una serie de teorías que más adelante en el lugar propio corroboraron.
Los mayas introdujeron cambios en la ciencia, ya que con el solo hecho de poner su iniciativa y esfuerzo a las investigaciones astronómicas que hoy son tan reconocidas, sin darse cuenta habían creado una compleja empresa social que desde hace poco conocemos que es una característica de la tecnología.
Para los mayas, el elemento que es básico y que sirve a la ciencia es el sentido común, como utilizaban el clima, los cambios climáticos les sugerían la organización de tiempos de siembra, cosecha y preparación de la tierra, siempre planeaban, observaban y ponían en práctica, así fue justamente que se caracterizaban por sus grandes construcciones; el resultado lógico es una cultura que deja enseñanza, que presenta coherencia y consistencia, por lo menos, es lo que los hallazgos mayas nos han trasmitido. Parece como si la ciencia hubiese iniciado en el momento mismo de su aparición en la historia. El ejemplo maya nos ha permitido pensar que la ciencia también fue practicada en el tiempo de esa civilización y en su gran esplendor, en especial la astrología, la agricultura y la arquitectura; esto nos demuestra que la práctica, el análisis, la observación y la reflexión fueron el laboratorio racional y científico, que ahora vemos reflejada en los hallazgos de los cientos de elementos encontrados en las ruinas de esa maravillosa cultura.
Es necesario entender que el conocimiento común fue el mayor impulsador de todo lo que se ha encontrado en la antigua civilización, es lógico pensar que todo logro adquirido fue el fruto de la observación y análisis diario que por muchos siglos acumularon y mejoraron los mayas, dando como resultado una civilización compacta, con una organización civil y religiosa.
Lo cotidiano hizo que una determinada acción fuera o no el principio de la ciencia, por el impulso y el análisis que se hizo sin querer y tal vez por la misma importancia del acto cotidiano, por ejemplo: la medicina comienza por la necesidad de “curar”, ahí aparecen personas que usaron hierbas, de hojas y animales que al correr el tiempo y la práctica fueron haciéndose “ley” para la medicina; la necesidad es un principio de lo cotidiano, es necesario quitarle el dolor, evitarle sufrimiento, que la ciencia supera con conocimiento de causa, pero aplica muchas veces lo aprendido en la vida diaria, si uno “ayuda” a lo otro. Lo diario puede sugerir a la ciencia, la pone en evidencia, le anuncia y le da piso, pero nunca pide vivir lo cotidiano sin la ciencia.
Los mayas observaron, recolectaron datos, tuvieron en errores en la agricultura y la astronomía, pero ellos tuvieron la seguridad que da la ciencia cuando aplica los resultados en la vida practica, así mismo cumplieron premisas implícitas en la ciencia y la tecnología como lo son: las hipótesis, luego siguieron paso a paso el mismo camino de la ciencia actual y sus resultados fueron excelentes por lo que aparece en las ruinas, monumentos, pirámides; esto se comprueba cuando se analizan los métodos de adquisición de conocimiento por medio de observación y experimentos, como por ejemplo el juego de la pelota que identificaba los movimientos del cuerpo, además de asociarlo con el comportamiento de los planetas y la puesta del sol.
Lo cotidiano hizo que una determinada acción fuera o no el principio de la ciencia, junto a la tecnología, se conocía por la experiencia personal, lo que hoy conocemos como ilustraciones o palabras que se han transmitido de generación en generación. Así mismo la tecnología ha impulsado junto a la ciencia nuevas generaciones de conocimiento que se han integrado a métodos de investigación para el avance acelerado de la actividad científica. Así el ingeniero intenta demostrar que los diseños que crea la ciencia se pueden manipular y explicar, y junto a cualquier proyecto se puede generar un diseño el cual nos haga más fácil entender para que fue creado y que tecnología innovadora se creara a partir de ese modelo. El ingeniero debe diferenciarse entre el científico, partiendo de que el conocimiento debe aterrizarse a intentar descubrir nuevos conceptos. La rama de los ingenieros es tan amplia, que somos capaces de combinar y coordinar varias tecnologías con excelentes resultados. Además debemos tener la cualidad de convencimiento al intentar plasmar nuestras ideas para que los otros estén a gusto de trabajar con esas condiciones. A la vez el “problema” nunca se interpondrá en nuestro camino ya que para nosotros existen muchas soluciones y con nuestra creatividad podemos establecer un sistema nuevo para crear formas de conocimiento.


Documento Escrito por Estudianes UDEC Ext CHIA.

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